Canteado y colocación en el horno
Tras el corte de los ladrillos, estos se secan en la tabla gracias a la acción del sol y por la tarde al terminar la jornada el cortador los cantea (poner sobre el canto) para mejorar el secado completo, dejándose en esta posición un par de días hasta que son transportados al interior del horno. En el proceso de canteo, el cortador repasa los bordes de los ladrillos para eliminar las aristas demasiado irregulares. Cuando el ladrillo aún no está lo suficientemente seco como para introducirlo en el horno y el cortador necesita el espacio de la tabla para seguir cortando, estos son apilados en el padrón, que son las hileras de ladrillos que separan las tablas, donde se terminarán de secar.
Tabla con ladrillos canteados. En los laterales podemos verlos apilados en el padrón, que separa las tablas.
Terminado el proceso de secado, los ladrillos son llevados directamente al horno. Se introducen de manera manual llevados a los hombros de los portadores por una pequeña puerta a la que se accede por una escalera (este proceso se modernizaría posteriormente con la apertura de la puerta de acceso). Dentro espera otra persona que recoge esos ladrillos y los ordena en el interior para facilitar la cochura. Las primeras filas de ladrillos, entre siete y diez, se colocan enrejilladas permitiendo que el calor suba hasta los ladrillos superiores y la cocción de estos sea uniforme. A partir de la décima fila los ladrillos se van juntando más para optimizar el espacio llegando a caber unos 20000 ladrillos en una cámara de cocción.
Interior de una cámara de cocción de un horno
Como se puede apreciar, este trabajo requiere una organización del espacio muy importante que consiga minimizar las tareas. La tierra extraída, las tablas y el horno se disponen de forma lineal evitando la interferencia de actividades que se realizan simultáneamente. Este esquema de trabajo, aún vigente ante la imposibilidad de mecanización en la fabricación de estos ladrillos macizos, solo se ha visto levemente alterado al introducir algunos elementos de tecnología actual, como por ejemplo la utilización del rotovator en la mezcla del barro con la cascarilla. Menos tecnológico pero más significativo fue la apertura de la puerta de acceso al horno para permitir la entrada en él con un carrillo de manos, multiplicando notablemente la velocidad de carga del mismo, al igual que la eliminación de la corona, que facilitaba el enfriamiento más rápidamente. En el siguiente post hablaré sobre los hornos, su morfología y evolución.
Enhorabuena por este trabajo tan interesante, y tan desconocido para la inmensa mayoria de los corianos a pesar de contar con una tradicion de siglos.
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